El papa Francisco dio inicio a las celebraciones de una Semana Santa muy atípica para el Vaticano. “El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a redescubrir que la vida”, sostuvo.
Normalmente, decenas de miles de romanos, turistas y peregrinos con palmas y ramas de olivo habrían llenado una misa al aire libre dirigida por el pontífice. En lugar de eso, Francisco dirigía la ceremonia en la Basílica, que parecía aún más grande al verse tan vacía.