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Cuarentena: por qué en la Unsa no avanza la educación virtual

Más de la mitad de los profesores no tiene buena conectividad en casa. Muchos ni siquiera tienen computadora. Otros están a cargo de personas de riesgo por el covid-19.
06 Abr 2020
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El gremio que nuclea a los trabajadores de la Universidad Nacional de Salta realizó un estudio en el que señala que más de la mitad de los profesores no tiene buena conectividad en casa. Muchos ni siquiera tienen computadora. Otros están a cargo de personas de riesgo por el covid-19.

Las instituciones educativas mostraron distintas reacciones ante la pandemia. Algunas esbozaron modelos de educación a distancia; otras optaron por postergar el inicio de clases, modificando así el calendario académico.

En Salta, la Universidad Católica optó por reforzar las clases virtuales; mientras que en la casa de altos estudios nacional este sistema no termina de arrancar.

Hoy Adiunsa, el gremio que nuclea a los trabajadores, difundió un estudio que explica por qué es prácticamente imposible que la Universidad Nacional de Salta implemente educación virtual para todos.

De acuerdo con la encuesta realizada por ADIUNSa (voluntaria), señaló que -sobre 90 docentes- el 26% comparte computadora en su hogar; más de la mitad tiene dificultades de conectividad, sea por un servicio deficiente (44%) o por sólo disponer de los datos móviles de celular. Las dificultades de acceso se acentúan en las Sedes de Orán y Tartagal.

Otro aspecto relevante que surge de la misma consulta es la alta proporción de docentes que tienen a su cargo personas que pertenecen a grupos de riesgo por la pandemia, o que tienen hijos menores de edad (que, cabe recordar, tampoco están asistiendo a clases): el 54% de los encuestados afirmó encontrarse en una de esas situaciones.

No está de más señalar la falta de capacitación concreta de los profesores para usar ciertos programas.

“Estos datos dan una idea de la disparidad de condiciones en las que se encuentran lxs docentes de la UNSa. Pretender, entonces, que haya un desempeño comparable al habitual sólo esconde estas diferencias y -por ende- las acentúa”, señala el comunicado.

También surgen preguntas necesarias, haciendo foco en los alumnos: ¿Todos tienen un acceso aceptable a Internet? ¿Tienen equipos en los que pueden visualizar correctamente los materiales que se ponen a su disposición (computadora, tablet, celular con una pantalla de las proporciones adecuadas), interactuar con el equipo docente (¿correo electrónico? ¿WhatsApp?).

“El cuadro esbozado en las líneas anteriores pone de manifiesto los límites efectivos de la pretendida virtualización masiva. Puede haber cátedras, materias o contenidos que pueden adaptarse con mayor facilidad; sin embargo, en general persisten profundas e insalvables diferencia con la educación presencial”, señala el comunicado.

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