Por Inés Páez de la Torre.-
Si ahondamos en la historia en torno a la idealización del orgasmo simultáneo, no podemos soslayar al mayor y más apasionado de sus defensores durante el siglo XX: el físico y ginecólogo holandés Theodoor Hendrik van de Velde, autor del explícito libro Ideal Marriage: its Physiology and Technique (“El matrimonio perfecto: su fisiología y su técnica”). Allí reflexionaba sobre la vida erótica y la sexualidad, y animaba a los matrimonios a disfrutar del sexo.
La obra apareció primero en Holanda, en 1926, “en tiempos en que la gente conocía tanto el orgasmo como el Microsoft Windows”, ironiza el periodista y escritor norteamericano Jonathan Margolis en su “Historia íntima del orgasmo”. Y plantea que, aunque no es posible medir el nivel de ignorancia al respecto durante esos años, sí contamos con algunas evidencias empíricas: no se discutía sobre sexo en público, los medios de comunicación no se referían al sexo y la literatura que trataba temas eróticos fatalmente era marginada o prohibida. Desde luego que había un “submundo” que manejaba más información: algunos integrantes de la clase media que habían conseguido copias del Kamasutra o del pionero Married Love or Love in Marriage, de la feminista británica Marie Stopes.
¿Bajo perfil?
“El matrimonio perfecto…” llegó al Reino Unido en 1928, con un bajo perfil: fue publicado por una editorial dedicada a textos médicos y casi no tenía ilustraciones, por lo que resultaba poco probable que cayera en manos de los estudiantes. El autor especificaba que sus consejos sólo se aplicaban a las parejas casadas y en la introducción casi se disculpaba, confesando que se había animado a escribirlo y publicarlo por encontrarse en los últimos años de su vida. Era ni más ni menos que el único libro moderno escrito por una autoridad que mencionaba la felatio y el cunnilingus.
Como era de esperar, las noticias de su contenido viajaron con rapidez y llegó a reimprimirse cuarenta y seis veces en Inglaterra, vendiendo cerca de medio millón de ejemplares. En Alemania, Die vollkommene Ehe alcanzó su impresión número cuarenta y dos en 1932. Y en castellano apareció por primera vez en 1930. Previsiblemente, integró el Index de libros prohibidos por la Iglesia católica.
Mujeres satisfechas
A pesar de lo avanzado del libro, su premisa fundamental era equivocada: el doctor no sólo le daba gran importancia al orgasmo simultáneo sino que algunos de los testimonios femeninos citados afirmaban que sólo podían llegar al clímax cuando “sentían” que su amante había liberado el líquido seminal.
Van de Velde defendió la monogamia, pero creía que la única forma de que la fidelidad funcionara era que los maridos aprendieran a satisfacer a sus mujeres. Afirmó además que si la mujer “elige no darles acceso a las caricias del marido y, por consiguiente, no se presenta la excitación y el deseo necesarios para provocar la hinchazón de los labios, la dilatación de la vulva y la erección del clítoris –todas manifestaciones del proceso anterior al coito-, es estúpido y claramente egoísta por parte del marido continuar con el intercambio”.