Mario Flores es uno de los pocos escritores de esta provincia que se toman en serio la literatura. Acaso porque sabe que el talento de poco y nada sirve sin la persistencia y el trabajo, desde Tartagal no deja de crear.
Primero fue conocido por sus poemas. Se lo leyó y se lo escuchó: en escenarios de Slam. También llegó con publicaciones artesanales y digitales.
Después vino Hikaru, novela publicada por la editorial cordobesa Nudista, que lo posicionó como un gran narrador. Al poco tiempo gano el concurso provincial de cuentos, con Necrópolis.
Esta semana se supo que la revista española Ninfa Eco seleccionó su cuento “Señales de humo” y lo publicó. Fue seleccionado como uno de los finalistas, entre otros escritores de Argentina, Perú, México, Ecuador, España y Colombia.
Este es el cuento:
"Señales de humo" de Mario Flores
No nos conocíamos, hasta que el encierro nos obligó a prestarnos atención: salías a tu balcón a recibir el sol. Yo hacía lo mismo por mi lado en el edificio de enfrente, regando las plantas que me hacían compañía. Una tarde coincidimos y nos saludamos tímidamente a lo lejos: como diciendo “Ey, otro humano luchando su propia soledad”. No disponíamos de redes invisibles que nos permitieran una visita fugaz, así que jugamos con fuego: nos enviábamos señales de humo con formas de animales. Me regalabas aves que se desvanecían en el viento, y yo te mandaba gatos que trepaban hasta tu departamento. Un día, me llegó un pulpo que me abrazó a ocho brazos, y después no te vi más. Pensé que habrías elegido encerrarte para siempre. O quizás, mi última señal con la forma de un jaguar hambriento, te había saltado al cuello.