SANTIAGO, Chile.- El coronavirus no sólo deja contagiados y muertos sino que también golpea con fuerza los empleos y la economía en Chile, en los barrios más pobres de la capital volvieron a aparecer las “ollas comunes” para enfrentar la precariedad y la falta de comida.
Muy extendidas en Chile durante la década de 1980, en plena dictadura de Augusto Pinochet, cuando el país atravesó una severa crisis económica, los comedores colectivos resurgen de manera extendida en los barrios de la periferia, cuando para muchos el confinamiento significa quedarse sin ingresos.
“Esta pandemia muestra la desigualdad en Chile. Tenemos zonas abandonadas, donde hemos tenido que ‘parar’ ollas comunes porque no llegan recursos”, dice Alina Sandoval, líder vecinal del municipio de Puente Alto, en el sur de Santiago.
En los días fríos que preceden la llegada del invierno austral, las ollas comunes son organizadas sobre todo por mujeres, líderes locales y a veces tienen apoyo de los municipios. Y, a tono con los nuevos tiempos, también se divulgan, piden donaciones y recolectan recursos a través de las redes sociales.
El coronavirus llegó a Chile en marzo, cuando el país aún estaba agitado por la ola de protestas que estalló en octubre, las más masivas en tres décadas y que dejaron al descubierto problemas de la sociedad chilena como las bajas pensiones o la deficiente salud pública.
Las protestas callejeras cedieron con las medidas de confinamiento impuestas por la pandemia, pero la crisis sanitaria empeoró el panorama económico que apenas había mostrado señales de recuperación tras el estallido.
Tanto el gobierno del centroderechista Sebastián Piñera como el Banco Central prevén que la economía se contraerá este año por el impacto del coronavirus. El ministro de Hacienda, Ignacio Briones, dijo que será la peor crisis para el país desde los 80, luego de que la oficina nacional de estadísticas reportó en abril que el desempleo subió a su nivel más alto en una década.
“Mi gente está entrando en desesperación, porque no tienen qué comer, así que pedimos ayuda y como nosotros siempre decimos, el pueblo ayuda al pueblo”, contó Sandra Cariz, que lidera otra organización de vecinos en Puente Alto, mientras reparte en una sede social platos de carbonada, un guiso local de carne de res y verduras.
Los contagios en Chile se acercan a los 62.000 y, hasta ayer, había más de 600 muertos. (Reuters)