En el libro “Mamá desobediente”, la socióloga y periodista catalana Esther Vivas propone una mirada feminista sobre la maternidad y pone en perspectiva los sentidos sociales que históricamente se construyeron en torno del hecho de ser madre. De este modo se desmarca de los arquetipos y visibiliza las paradojas y condiciones que supone la maternidad.
A pesar de que la maternidad dejó de ser el único destino posible para las mujeres, todavía los temas que la involucran, como derechos sexuales y reproductivos, embarazo, puerperio, parto, lactancia, infertilidad y crianza, siguen condenados al ámbito de lo doméstico.
Publicado en Argentina por Ediciones Godot, “Mamá desobediente” contribuye con un análisis histórico y político, o manifiesto si se quiere, a valorizar la maternidad como proyecto emancipador.
“Ser madre no debería significar criar en solitario, quedarse en casa o renunciar a otros ámbitos de nuestra vida, y ser feminista no tendría que conllevar un menosprecio o una indiferencia respecto al hecho de ser mamá”, afirma la socióloga. Y desde allí es que invita a una “maternidad desobediente”, que interpela al conjunto de la sociedad y también a los Estados, como una cuestión pública: “Una vez las mujeres hemos acabado con la maternidad como destino, nos toca ahora poder elegir cómo queremos vivir esa experiencia”. A continuación, la entrevista con Télam.
- ¿De qué modo el sistema confina la maternidad al ámbito de lo doméstico?
- La maternidad está sometida tanto a los dictados del patriarcado como del capitalismo. Las mujeres hoy en día no sólo tenemos que ser la madre abnegada de toda la vida sino la “súper mamá”, tan sacrificada como la madre de siempre, pero con una vida laboral y pública activa y con un cuerpo perfecto. El ideal de buena madre es mucho más complejo que en tiempos pasados. Se trata de un ideal de maternidad inabarcable, que devalúa lo que las madres reales hacemos, y esto da lugar a la frustración y a la culpa.
- ¿Cómo se explica que un rol fundamental para la reproducción humana esté plagado de contradicciones?
- La maternidad no sólo está atravesada por una clara desigualdad de género, que invisibiliza la experiencia materna y el trabajo de cuidados; no lo valora y lo considera una responsabilidad femenina, sino que también viene atravesada por una cuestión de clase y de raza. La experiencia materna está condicionada por el contexto socioeconómico, un contexto por cierto hostil al cuidado. Así a las dificultades para ser madres, en una sociedad que da la espalda a la crianza, se tiene que sumar la precariedad económica que golpea a determinados sectores sociales y que dificultan aún más la vivencia materna.
La maternidad se asocia a una cuestión personal, con lo que toda la responsabilidad acaba recayendo en las madres. Sin embargo, la maternidad no es un tema privado e individual sino que es una cuestión pública y colectiva, muy determinada por las políticas y el entorno en que nos encontramos. Desde una perspectiva feminista, es fundamental desindividualizar la maternidad y desfeminizar el cuidado, señalando que ambas son responsabilidad de todas las personas.
- ¿Cómo entender esa tensión entre ser madre y ser feminista?
- Hay que construir un relato propio de la maternidad desde los feminismos, pero un relato que mire la maternidad sin prejuicios, que sea capaz de mirar más allá de la maternidad patriarcal que nos imponen, esa maternidad reaccionaria opuesta al derecho a decidir de las mujeres. Necesitamos que el feminismo se reapropie de la maternidad en clave emancipadora y que defienda los derechos de las madres y los bebés. Tan importante es tener derecho a abortar como tener derecho a tener criaturas cuando así lo quieres.
- El libro propone pensar la maternidad en plural. En este punto, la maternidad adoptiva rompe con la idea de “una madre” porque quiebra con la construcción social devenida en eslogan: “¿madre hay una sola”. ¿Cuál es la eficacia de individualizar el rol?
- Hay tantas maternidades como madres, e incluso más, ya que una misma mujer puede vivir la maternidad de distinta manera en función de su momento vital. No se puede hablar de una maternidad en sentido único, como nos quieren hacer creer. No hay modelos universales. Cada vivencia depende del contexto social, las capacidades económicas, la mochila personal. La maternidad siempre debe ser leída en plural.
- ¿Qué significa, entonces, ser una mamá desobediente?
- Una mamá desobediente es aquella que se rebela contra el ideal de maternidad que nos han impuesto, a caballo entre el ideal patriarcal de madre abnegada y su versión moderna neoliberal, siempre disponible para el mercado de trabajo. Se trata de una madre que reivindica su derecho a decidir sobre el embarazo, el parto, la lactancia y la crianza, al mismo tiempo que defiende la necesidad de transformar la sociedad para que esto sea posible. Una mujer que se reconcilia con su cuerpo y reconoce su capacidad para gestar, parir y dar de mamar.