MUY BUENA
SERIE / POR CBS ALL ACCESS
Tal vez la expectativa que había despertado el regreso de “The twilight zone” (“La dimensón desconocida” para los televidentes argentinos) fue desmesurada el año pasado. Mucho tuvo que ver la participación de Jordan Peele como productor y presentador. La presencia de Peele -talentoso rey Midas del fantástico, la ciencia ficción y el terror- movió el avispero, pero el corazón del show creado por Rod Serling allá por 1959 siempre radicó en la calidad de las historias, y Peele no las escribe (salvo un par de excepciones) ni las dirige, por más que las supervise. Y el problema de esa primera temporada fue lo desparejo de los capítulos. Algunos estuvieron buenos, pero varios resultaron olvidables. La segunda temporada, 10 episodios estrenados por la plataforma CBS All Access, luce mucho más atractiva, interesante y homogénea.
“The twilight zone” trabajó siempre sobre la vuelta de tuerca como elemento clave en el desenlace de las historias. Reservarse un gancho al hígado capaz de quitarle la respiración al espectador es la carta que Serling jugaba con maestría y que la serie recupera a pleno. M. Night Shyamalan, devoto del clacisismo narrativo del show, hizo de esa marca de fábrica una constante en sus películas (y también de su desembarco en el streaming con la atrapante “Servant”). Ese impacto que invariablemente provocaba “The twilight zone” se había difuminado el año pasado y esta segunda temporada supo recuperarlo.
Pero, en el fondo, lo que se nota es un mayor celo en la elección de las historias, en su originalidad, en la profundidad con la que están retratados los personajes y en lo acertado del casting para cada capítulo. “The twilight zone” fluye con mayor naturalidad, combinando sabiamente pinceladas de horror y de humor negro con su conocido y celebrado repertorio fantástico.
El único episodio escrito por Peele es “Downtime”, en el que Morena Baccarin descubre que es mucho más que la ascendente empleada de un hotel. Dirigida por JD Dillard, la historia aporta un nuevo punto de vista para un tema de moda en la ciencia ficción como el de la realidad virtual.
“Among the untrodden”, con guión de la notable Heather Anne Campbell, retuerce al máximo un caso de bullying colegial, al punto de que la “Carrie” de Stephen King se quedaría a mitad de camino; mientras que para los amantes del terror clásico “8” nos lleva a la Antártida para recuperar algo del espíritu de “El enigma de otro mundo”.
Uno de los momentos más logrados de la temporada radica en la potencia de “A human face”. Christopher Meloni y Jenna Elfman son marido y mujer, y están devastados por la muerte de su hija. La chica reaparece, pero se trata en realidad de un alienígena que toma esa forma (la actuación de Tavi Gevinson es extraordinaria). ¿Qué harán los padres? ¿Resistir o entregarse a esta nueva y extraña redención? Es una trama, firmada por Alex Rubens, de profunda humanidad.
En el primer capítulo, el protagonista que encarna Jimmi Simpson establece una comunicación mental con una mujer, de la que pronto se enamora. Su vida queda encerrada en la fascinación que le producen esas charlas silenciosas y telepáticas. Como suele suceder, las cosas se salen del carril cuando llega el momento del encuentro cara a cara. Tan oscura como esta es la historia de “Ovation”, en la que Jurnee Smollett se mete en la piel de una cantante decidida a todo con tal de triunfar. La obsesión por la fama y los aplausos puede tornarse peligrosa y así lo demuestra esta metáfora dirigida por Ana Lily Amirpour (realizadora que vale la pena seguir de cerca).
El mejor capítulo de la primera temporada había sido el último (“Blurryman”, dirigido por Simon Kinberg, otro de los cerebros detrás del programa). Era una apelación a la nostalgia, con un regalo para los fans: la aparición del propio Serling en escena. Mucho de eso propone el cierre de esta segunda entrega de “The twilight zone”. Escrito y dirigido por Osgood Perkins, y protagonizado por Gretchen Mol, “You might also like” significa el regreso de los kanamitas, raza extraterrestre que protagonizó uno de los episodios más celebrados de la historia del show. Un homenaje perfecto y oportuno, en el tono que “La dimensión desconocida” merece.