“Economista. PhD University of Chicago. Admiro a (Juan Bautista) Alberdi, (Domingo Faustino) Sarmiento, (Julio Argentino) Roca, Ronald Reagan. Classical Liberal”. Así es como el tucumano Valeriano García se presentaba en su cuenta de Twitter, red social en la que mantuvo actividad hasta el 26 de mayo de este año. Aquella última interacción ocurrió dos semanas antes de fallecer -pasados los 80 años y tras dar pelea a una enfermedad- en el pueblo santafesino que eligió como su último hogar. Durante un homenaje virtual, la breve descripción biográfica fue evocada ayer como una síntesis de las ideas liberales que este estudioso de las Ciencias Económicas, formado en la UNT, profesó a lo largo de su prestigiosa trayectoria académica y política.
El encuentro fue organizado por Federalismo y Libertad, con el apoyo de la Fundación Friedrich Naumann y la Sociedad Rural de Tucumán. Desde distintas partes del mundo, varios centenares de asistentes -entre allegados, “herederos intelectuales”, ex colegas, ex alumnos y público interesado- se unieron a la videollamada por Zoom y Facebook pasadas las 18. El fin, que se cumplió con creces, fue rescatar la vida profesional de García, así como sus “aportes a las ideas de la libertad”.
La emoción dijo presente durante las disertaciones. Incluso hubo lágrimas. Es que, de un modo u otro, este economista de renombre marcó la vida de los oradores que le rindieron homenaje. Todos evocaron tanto momentos personales como profesionales que compartieron con él en los numerosos lugares en donde alguna vez se desempeñó.
El currículum de García es extensísimo. Tras graduarse en la UNT -casa de estudios en la que enseñó-, se doctoró en la Universidad de Chicago. En el Banco Mundial ejerció como Director Ejecutivo en representación de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. Fue consultor de empresas privadas, así como del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y del Banco Interamericano. Asesoró económicamente a un sinfín de países y cuenta con numerosas publicaciones en revistas especializadas. En la provincia impulsó la Fundación del Tucumán, un laboratorio de pensamiento que todavía perdura. Entre sus libros más leídos se encuentran “El ABC de la Economía” y “Para Entender la Economía Política (y la Política Económica)”, obras citadas ayer.
Elogios y distinciones
El moderador del homenaje fue Gustavo Wallberg, director de Políticas Públicas de Federalismo y Libertad. Antes de ceder la palabra a los disertantes, recordó que las ideas de García propulsaban el lanzamiento de un Observatorio de Gasto Público que irá “más allá de la transparencia” con el objetivo de evaluar la relación entre el uso de recursos públicos y la productividad de los funcionarios.
El primer orador fue Osvaldo Meloni, doctor en Economía y profesor en la UNT. “Me declaro un deudor insostenible con Valeriano. Uno de sus rasgos más distintivos era su generosidad. Como docente siempre fue clarísimo, para él no había nada más práctico que una buena teoría”, expuso. Juan Pablo Nicolini, también ex alumno de García y doctor en Chicago, mencionó que fue “un privilegio” aprender de él. Tras adentrarse en cuestiones técnicas, como la demanda de dinero, con el llanto contenido dijo: “Valeriano instaló a Tucumán dentro del mundo económico. Él formó parte de un equipo que creía en una utopía que aún perdura a pesar de las malas praxis que nos acostumbró este país”.
Desde Buenos Aires, Carlos Rodríguez -doctor en Chicago y ex rector de la Universidad CEMA- habló de la vida de García “post Chicago”. “Resulta imposible seguirle los pasos. Estuvo en todos lados a la vez y haciendo de todo”, rememoró. “Él vivía haciéndose preguntas difíciles y se preguntaba por qué nos hacían caso en otros países y no en la Argentina”, agregó. Además, acotó que gracias a García conoció a su esposa, la estadounidense Tracy Mincey, durante una misión en Brasil. Visiblemente emocionada, ella aportó por Zoom: “fue un gran amigo, me enseñó muchísimo”.
Domingo Cavallo, doctor por Harvard y ex ministro nacional, fue uno de los últimos expositores. “García siempre tenía un aporte constructivo para hacer. Tenía una gran capacidad”, manifestó. De hecho, consideró que sus libros deberían ser difundidos entre toda la población “para lograr formación económica sólida”. Todos concluyeron que fue un “acérrimo defensor de la libertad”.