Detrás de “Maldita” aparece Frank Miller y ese es un dato de lo más significativo. No sólo porque la serie está basada en la novela gráfica de semejante estrella del cómic -a esta altura un referente del arte contemporáneo-, sino porque el propio Miller y el coautor de la historia, Tom Wheeler, llevan adelante el proyecto para Netflix. Se notan esas manos en el diseño de producción, en la paleta saturada de colores, en la creatividad puesta al servicio de la pintura de los personajes. Desde lo visual, y aún afirmándose en un género tan transitado como el fantástico, la serie merece todos los elogios.
La narrativa, en cambio, apunta a puertos menos exigentes. Hay más despliegue que profundidad, un heroísmo de manual que prescinde de los grises y define la lucha entre el bien y el mal con la claridad de una grieta. “Maldita” se propone abrazar a un público juvenil/adolescente y no es casual que la protagonista sea Katherine Langford, toda una estrella desde que encarnó a Hannah Baker en “13 reasons why”, serie que causó furor entre los sub-20. No esperen proezas sexuales como las que ensaya Geralt de Rivia en “The witcher”. Si Katherine Langford se sumerge en alguna hot tub medieval con un chico apenas mostrará los hombros.
“Maldita” propone una relectura de un clásico (el del Rey Arturo) en inequívoca clave actual: aquí la empoderada es una mujer -Nimue-, que no deberá sacar la espada de la piedra sino llevársela a Merlín. Al emblemático mago lo interpreta Gustaf Skarsgård, en un registro demasiado similar al que le imprimió a su Floki en “Vikingos”. Lejos del estereotipo, este Merlín es taimado, borracho y netamente individualista. Se proclama al servicio del rey Uther (Sebastián Armesto) pero juega para sí mismo.
Como Nimue no es humana, sino una criatura del bosque (raza a la que la traducción identifica como inefable), es perseguida por los Paladines Rojos, sanguinario grupo parapolicial comandado por el padre Carden (Peter Mullan) que deja en claro quién es la villana aquí: la Iglesia Católica. Hay un Arturo (Devon Terrell), un Lancelot (Daniel Sharman), una Morgana (Shalom Brune-Franklin), una Ginebra (Bella Dayne), un Gawain (Matt Stokoe) y hasta un Percival niño (Billy Jenkins). Pero no son los de la leyenda. O más o menos. En fin, “Maldita” entretiene. No le pidamos demasiado.