Los pobladores de la comunidad wichí de Misión Chaqueña sufren diferentes problemas que se agravaron por la pandemia: el principal es la falta de agua. La gente se deshidrata con el calor y sufre diarrea y afecciones estomacales por beber agua que no es potable. Respetar las normas sanitarias para prevenir el covid-19 se hace imposible sin este recurso esencial.
Desde junio esperan la ampliación y el cambio de cañerías que nunca se concretó. “Siempre nos dicen que será el mes siguiente, y así”, contó a LA GACETA, Omar Gutiérrez, referente de la comunidad. “Hace poco tiempo se nos quemó una bomba de agua y la ministra Figueroa vino personalmente a solucionarlo” relató. Omar pide la ejecución de políticas públicas urgente. “Para nosotros la pandemia siempre fue la falta de agua, que es un derecho” -recalcó- “en la comunidad de La Emboscada, a 17 kilómetros de acá, se quemó otra bomba, pero que funciona con paneles solares, y todavía nadie apareció”, dijo.
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Además, Misión Chaqueña, con sus 5000 habitantes, se encuentra totalmente desprotegida frente a la pandemia: apenas cuentan con unos pocos remedios y una ambulancia tarda un mínimo de tres horas en llegar. "No tenemos insumos para la prevención del Covid: por ahora no hay contagiados, pero si eso sucede nos mata a todos” se lamentó. Respetar las condiciones de higiene se hace imposible sin agua. "Ayer el Hospital San Roque de Embarcación(la localidad más cercana) lanzó un comunicado sobre dos casos asintomáticos de covid positivo y estamos muy atemorizados porque no tenemos nada para combatirlo" dijo el joven.
Por otro lado, los alimentos escasean cada vez más, proporcionalmente al avance de los desmontes. Los pobladores de la comunidad se establecieron allí en 1911, pero mantienen su esencia nómade: “nosotros cazamos, recolectamos y pescamos, ese es el supermercado para nosotros” comentó Omar, que antes de la pandemia se encontraba viviendo en Buenos Aires, estudiando abogacía con una beca. “Las disputas territoriales empeoraron porque ahora todo se transforma en fincas y nos sacan de nuestro propio territorio, maltratándonos. Así es como otras comunidades terminan viviendo a la vera de la ruta" expresó.
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La emergencia sanitaria provocada por la pandemia no detuvo el daño ambiental: en Salta, durante plena cuarentena, se desforestaron 1194 hectáreas, según un relevamiento satelital de Greenpeace. La única provincia que la supera es Santiago del Estero, donde se deforestaron 3222 hectáreas. Las otras dos provincias que le siguen a Salta son Formosa (1132 hectáreas) y Chaco (1017). Sólo estas cuatro provincias concentran el 80% de la deforestación del país.
Una vez al mes llegan docentes a repartir módulos alimentarios entre las 500 familias de Misión Chaqueña y duran aproximadamente dos semanas. Cada módulo incluye aceite, harina, azúcar, yerba, una lata de durazno, sal, grasa bobina, fideos, arroz y una lata de pan de carne empaquetado. “Le pido al gobierno que no deje de aplicar la emergencia sanitaria” agregó el joven.
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Omar fue abanderado en el colegio secundario en la comunidad de Misión Chaqueña y siempre soñó con estudiar leyes para ayudar a las comunidades originarias. Más adelante, consiguió una beca en la UFLO (Universidad de Flores) de Buenos Aires y se convirtió en el primer joven de origen wichí en estudiar la carrera: actualmente está en 2º año. “Utilizo mi caso y mis redes sociales como herramienta para ayudar, como el caso de la Ministra de Desarrollo Social, que se prendió a hacer un vivo en mi instagram y después vino. Hay que seguir solicitando cosas y no bajar los brazos hasta que nos escuchen. Necesitamos consultas previas, que nos participen en la ejecución de políticas, la inclusión y el respeto. Ni hablar del marco legal." Omar relató que los habitantes de la comunidad sufren abusos policiales y de poder por no conocer las leyes en muchas ocasiones. "Pasé malos momentos con las fuerzas públicas, y ahora que sé de leyes más o menos puedo defenderme un poco y quiero ser útil para mi comunidad” concluyó.