Educadores de América Latina coincidieron en señalar que los sistemas educativos de la región son, en sus palabras, resilientes y fuertes, porque a pesar de la pandemia de covid-19, todos, de alguna manera, buscaron la forma de llegar a los alumnos. También apuntaron que muchas cosas que se consideraban un privilegio, a la luz de esta situación, ahora son vistas como un derecho. Por ejemplo, la conectividad y el acceso a las metodologías y a los métodos”, de acuerdo con lo que consigna la agencia Télam.
Estos temas fueron abordados durante un seminario virtual promovido por Unicef y por la Unesco y que estaba dirigido a profesionales de los ministerios de Educación, actores clave en la reapertura de escuelas y del sector humanitario y educativo en general.
Muchas escuelas del mundo carecen de agua
El seminario, que tuvo por tema “La priorización curricular en el contexto de la respuesta a la covid-19, desafíos y oportunidades”, abarcó tópicos como la priorización y el ajuste curricular, la recuperación de los aprendizajes y las dificultades y las experiencias adquiridas durante el confinamiento dispuesto ante la pandemia.
Participaron Ruth Custode, especialista en educación de emergencia de Unicef Latinoamérica y el Caribe y representantes de las carteras de educación de Venezuela, Rosangela Orozco; de Chile, María Jesús Honorato; de México, José Luis Gutiérrez Espíndola y de Uruguay, Selva Pérez.
Falta de preparación
“Lo que nos enseñó esta emergencia es que no estábamos preparados en cómo responder a una emergencia por desastre, inundación, u otras”, dijo a Télam Custode. “Nos dimos cuenta también -continuó la especialista en educación de emergencia- que la misma receta no aplica a todos, definitivamente tenemos que tener diferentes recetas para poder garantizar el derecho a educación, que es un derecho igual que el derecho a la vida, igual que el derecho a la salud y es un derecho que se tiene que respetar y se tiene que cumplir en ese mismo nivel”.
Lo positivo
La integridad del sector educativo con los otros sectores fue también mencionada como una experiencia positiva. Al igual que el uso de las tecnologías.
“Nuestros educadores al inicio de la crisis tal vez le tenían mucho miedo a las tecnologías de información, pero aprendimos que podemos capacitar a estos maestros y que realmente pueden usar esas herramientas y apoyarse en ellas”, afirmó Custode.
Se rescató además como valiosa la responsabilidad compartida entre padres, educadores y comunidades.
“La crisis permitió visibilizar que la educación es importante y se ha valorado la labor del docente, los padres vieron que la escuela va más allá, que el docente no solamente da clases, que la escuela no es solamente un espacio donde el niño va y recibe su clase”, concluyó la representante de Unicef, y alentó a conservar este aprendizaje después de la pandemia.
Regreso al aula
Sobre las condiciones para el regreso a las aulas, Gutiérrez Espíndola contó la experiencia de México en dónde desarrollaron lineamientos, protocolos y guías a fin de dar medidas para garantizar la salud, reorganizar la gestión escolar para organizar el trabajo pedagógico y recuperar aprendizajes y acciones para prevenir el abandono escolar.
Gutiérrez explicó: “aun con regreso presencial, habrá menos tiempo disponible, ya que la adopción de medidas sanitarias, el tiempo dedicado al refuerzo de aprendizajes, la asistencia alternada por días y el cierre de algunas escuelas por posibles rebrotes obligará a la priorización de los aprendizajes fundamentales y a la compactación de temas, a formas de enseñanza globalizadora, al trabajo mediante proyectos y, en lo posible, de carácter colaborativo”.
Los currículos
Los expositores también se refirieron a la flexibilidad de los currículos, y destacaron que los currículos de emergencia permiten abordar otras necesidades en la situación de pandemia, que son las necesidades que da la emergencia, promueven cambios de comportamiento, tolerancia e inclusión, incluyen aprendizaje experiencial y desarrollan habilidades para la vida.
Un currículo escolar puede ser transformado, destacaron, para garantizar la continuidad del derecho a la educación, pero precisaron que debe ser transitorio, compensatorio, participativo y generador. “No vamos a poder abarcar todo lo que abarcaríamos en un currículo normal. De ahí que tiene que ser práctico, flexible, realista y alcanzable. Y tener en cuenta otros aspectos como apoyo psico-social”, concluyeron los educadores.