¿Cuándo dejará de caer la economía y cuándo podemos ver signos de recuperación? Los agentes económicos se hacen esta pregunta que, en gran medida, depende de la prolongación del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio y de la capacidad de reacción del Gobierno y del mercado para superar este duro escollo. Si bien se observa que hay signos de que la abrupta caída de abril no se replicará en lo que resta del año, los analistas consultados para el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central han dado su pronóstico: una contracción del 12% anual en el Producto Bruto Interno (PBI), casi similar a lo que la Argentina vivió con la crisis de 2002. En su último reporte de junio, el FMI había proyectado que la Argentina será una de las economías más afectadas por la pandemia, con una caída del 9,9%, para este año, y que, además, será uno de los países con menor recuperación proyectada para 2021: crecimiento del 3,9%.
Entre los expertos nacionales existe coincidencia acerca de que la caída es parecida al de cualquier parte del mundo. Esa recuperación de la actividad económica, ¿será rápida en forma de “V”? ¿lenta en forma de “U”? ¿o no habrá recuperación en el corto plazo y la actividad mostrará una forma de “L” permaneciendo en un nivel muy bajo?, plantea Invecq Consultores.
A juzgar por los tres años de recesión que lleva el país, los expertos creen que aquella recuperación puede llevar tiempo. Invecq, en este sentido, agrega otros factores riesgo debido a la ausencia de herramientas de política económicas eficientes por parte del Estado: sin una moneda fuerte que permita emitir con bajos riesgos de aceleración de la inflación, sin acceso al crédito y sin ahorros previos para ser gastados en la emergencia.
Según la consultora, los datos están comenzando a ratificar una recuperación en forma de “√ (raíz) invertida”, una forma poco habitual. “Concretamente esta forma implica una caída vertical de la actividad económica en abril (el shock de oferta), seguida por una rápida recuperación en mayo y junio (durante los cuales las restricciones sobre la oferta comienzan a flexibilizarse y más actividades vuelven a funcionar)”, fundamenta. Sin embargo, entiende que no devuelve a la actividad agregada al punto previo a la cuarentena sino que “se queda a mitad de camino” en una especie de meseta o de continuación de la recuperación, a partir de ese punto, mucho más lenta.
El otro escenario
¿Por qué la recuperación no tiene forma de “V”? Básicamente por dos motivos.
• Por el lado de la oferta, es decir, de la posibilidad de que los sectores económicos puedan volver a funcionar con normalidad, aún hay restricciones. Algunos sectores continúan prohibidos en zonas geográficas del país y otros están habilitados a funcionar, pero con una utilización de su capacidad instalada baja.
• Por el lado de la demanda, el daño que implicó el aislamiento resultó en la pérdida de capacidad productiva, con quiebras de empresas y destrucción de empleo, ambos factores que implican una reducción del ingreso disponible privado (menos ganancias y salarios que antes), por lo que la demanda agregada no puede tener la misma fuerza que antes de la pandemia.
Ambos factores explican que la recuperación rápida que implica la pata derecha de la “V” no pueda darse en este contexto. Tampoco tiene forma de “L” porque la actividad no quedó estancada en el nivel bajo de abril, señala la entidad que dirige el economista Esteban Domecq. “Eso solo hubiera ocurrido en el caso en que la cuarentena que se estableció en aquel mes no se hubiera flexibilizado nada, lo que hubiera implicado un daño económico mayor que el que estamos tendiendo”, subraya.
Mayor profundidad
¿Qué implica en términos prácticos esta forma que estaría tomando la recuperación económica? Que el tiempo que llevará regresar a niveles de actividad, ocupación e ingresos como los que existían antes de la cuarentena (y que ya venían de caer en relación a 2017) será mayor que lo que espera el Gobierno y que lo que han sido en general las últimas recesiones argentinas, contesta en el reporte al que accedió LA GACETA. Esta crisis es más profunda y sus consecuencias persistirán entre nosotros por más tiempo.
Por último, puntualiza Invecq, cabe preguntarse si el gobierno tiene la capacidad para alterar la dinámica de la recuperación, particularmente, para acelerarla. Sin la suficiente credibilidad, el gobierno no puede hacer mucho para cambiarla. De hecho, dados los enormes desequilibrios macroeconómicos que presenta la economía argentina, es mejor que no lo intente. El resultado podría ser el inverso: agravar los desequilibrios, empeorar las expectativas privadas y desenlazar en un nuevo símbolo: la “W”, es decir que, antes de que la actividad termine de recuperarse, sufra una nueva caída, finaliza.