Luego de sufrir agresiones y decidir renunciar, un médico residente de Orán retomará su trabajo con los pacientes covid positivos en el hospital San Vicente de Paúl.

Daniel Gatica expresó el 13 de septiembre a través de un comunicado de Facebook, que abandonaba el sistema de salud tras haber recibido agresiones físicas por parte de familiares de un paciente covid-19 que falleció, luego de haber tenido que darles el parte médico.

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Sin embargo, hoy el médico contó a LA GACETA que decidió volver a prestar sus servicios, y que no le ofrecieron nada, simplemente le pidieron que reflexionara y que acompañara a la nueva gestión. “Renuncié del todo a la guardia central, pero volveré a mi trabajo como médico residente en la sala covid de pacientes leves-moderados” expresó Daniel. Además, relató que esa sala cuenta con 60 camas y que actualmente abarca medio hospital. “Para esa sala enorme somos cuatro residentes, un médico a cargo y dos colaborando, con los cuales nos dividimos horarios de trabajo y guardias” dijo.

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El residente había denunciado que tanto el sistema de salud y el hospital lo abandonaron y por eso decidió decir “basta” después del altercado que “colmó el vaso”. “Fueron 12 días de puro estrés, de solo dar malas noticias, de tener que estar en todos lados, de no dormir, de comer lo que venga, de no tomar agua por horas y horas” dice su relato. “¿A dónde quedó la inversión en salud y los aplausos para los héroes? Porque para el monotributista y para el residente nunca hay plata” culmina su descargo.

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Gatica contó que tanto el Gobernador como el ministro de Salud lo acompañaron y se solidarizaron con él. “Me llamaron y me prometieron que las cosas iban a cambiar, que enviarían más recursos, y lo primero que se ofreció fue poner al día a los residentes. Nos pidieron que les pasemos las horas guardia que se habían trabajado en los meses que nos vienen debiendo y prometieron que nos van a pagar” contó el médico, agregando que con sus compañeros cumplen horas extra desde Julio y aún no pudieron cobrar por ellas.

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“Tengo que volver a la residencia, no solo para terminar mi formación, sino para no sobrecargar a mis compañeros y colegas. Hoy el plantel está muy agotado y no puedo darme el lujo de renunciar y trasladarme a otra ciudad. Eso sería seguir precarizando a mis compañeros y no me siento bien con eso” reconoció el médico. Además, expresó que trabajar con la situación actual que vive Orán no sería posible sin la contención emocional y psíquica de sus afectos.

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“Los terapistas son un equipo muy sólido pero hoy lamentablemente solo quedan tres porque el resto del equipo enfermó. Acá siempre escasea el personal y el trabajo es arduo y agobiante” expresó el médico, determinado a volver. “Además la mayoría de la población presenta factores de riesgo y patologías previos sin un seguimiento, como diabetes, hipertensión, tuberculosis, hiv, zika y dengue. La gente sufre de desnutrición y malnutrición, vive hacinada a dos cuadras del hospital: las ciudades del norte son cuna de enfermedades tropicales. La realidad es triste y dura” manifestó.