En unos días se cumple un mes del fallecimiento de Claudio Burgos, un comisario de la Policía de Salta, qué debido a la pandemia estaba a cargo de la recepción de repatriados y en un operativo se contagió de coronavirus. Una de sus hijas contó por lo que atravesó antes de fallecer.
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“Mi papá se enfermó, estaba con todos los síntomas, pero igual lo hicieron ir a trabajar. Solo un día falto mi papá que no podía ir porque ya se sentía mal y no podía respirar”, expresó Gisel Burgos, quién pertenece a la Escuela de Cadetes, a LA GACETA.
Al otro día, su papá estaba peor. Espero desde las 11 de la mañana para que lo buscará la ambulancia, pero después de ocho horas el vehículo sanitario nunca llegó. Una camioneta de la propia Policía lo buscó de su domicilio y lo llevó a una clínica privada.
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Después de lo sucedido, su hija dice que nunca imaginó que lo mejor hubiera sido que Burgos se quedará en casa. Durante su internación les comentó que sufrió abandono de persona y el doctor que lo atendía no entregaba los partes médicos.
El día que murió tenía que ponerse el plasma. El me venía diciendo por llamadas que no lo iban a atender, que las enfermeras no iban a verlo y era verdad, toda la atención fue mala
“Además de eso, el doctor me mintió con la transfusión de plasma, yo le pedía que me autorice para que mi familia comience a buscar donaciones, pero siempre me ponía trabas. Después me dijeron que si había plasma que no tenía que preocuparme, pero comprobé que era mentira, el plasma nunca existió”, comentó Gisel.
Durante su relato, la joven detalló que a su papá le hicieron una transfusión de plasma dos días antes de morir. "Él comenzó a sentirse mejor, con más energía y podía hablar. Pero el jueves, el día que debían hacerle otra transfusión, eso no pasó", enfatizó.
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La tarde del jueves 10 de septiembre, su papá le mandó, sin saber, el último audio contándole que no se sentía bien. Después la llamó, pero ella no llegó a contestar. Desde ahí no supo nada más de él.
Horas después se comunicaron desde la clínica para informar que Burgos se había descompensado y estaba con respirador. Esa misma noche falleció.
Realizamos las marchas para qué la planta mayor haga algo y si no son capaces de solucionar las cosas para estar al frente de esta situación que den un paso al costado
La muerte de su papá, motivo a Gisel a emprender una campaña solidaria para ayudar y acompañar a las familias de los policías salteños que están atravesando por la misma situación que vivió ella. “Me dicen que miento, pero lo único que hago es contar la realidad de muchas familias que me hablan contando lo mismo que les pasa y lo que yo pasé”, subrayó la joven.
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Aclaró que pese a las amenazas que recibe sobre su puesto de trabajo seguirá luchando junto a las familias para que se conozca toda la verdad.
“Realizamos las marchas para qué la planta mayor haga algo y si no son capaces de solucionar las cosas para estar al frente de esta situación que den un paso al costado. Para cambiar la realidad tenemos que comenzar por arriba”, concluyó Gisel.