“En el lugar había mujeres y niños, pero ellos atacaron igual”, dice a LA GACETA el presidente zonal de las 26 comunidades aborígenes, Reinaldo Ferreira. Se nota que el hombre está molesto. Con la empresa de gas, con el gobierno provincial, hasta con los medios de comunicación está molesto, después del fuerte enfrentamiento que se registró entre integrantes de la comunidad wichi y la Policía, en el ingreso de la empresa de gas Vertúa en la localidad de Morillo.

“Vertúa se instaló hace cuatro meses – afirma Ferreira- y no cumplió su promesa de dar trabajo a los hermanos”.

El dirigente tampoco escatimó críticas al Estado Provincial, al cual responsabilizó por la represión policial que dejó una decena heridos entre desempleados y policías. “La empresa y la provincia se comprometieron con la comunidad para arreglar los caminos y dar trabajos, pero nada de eso sucedió”, resaltó el referente wichi.

Durante la entrevista, remarcó su molestia al hablar sobre el papel que desempeñaron los efectivos de la fuerza de seguridad en los incidentes. “En el lugar había mujeres y niños, pero ellos atacaron igual”, señaló Ferreira, quien además agregó que los aborígenes heridos “no quieren hacerse atender en el hospital por temor a quedar detenidos”.