Atta Gerala expresó que le quieren dejar un municipio incendiado y remarcó que en su nueva gestión tendrá que desprenderse de la “gente con mala fe”.
Los incidentes que se registraron el martes en el ingreso de la empresa Vertúa en la localidad de Morillo no sólo develaron los altos índices de desempleo y pobreza del lugar, sino también la crisis política del municipio que cambiará de mando el próximo 10 de diciembre.
El intendente electo de Morillo, Atta Gerala, aseguró a LA GACETA que los incidentes que involucraron a miembros de la comunidad wichi y efectivos policiales “tienen un trasfondo político”. El dirigente justicialista que ya gobernó durante dieciséis años el municipio del Departamento Rivadavia remarcó QUE la situación social y política que atraviesa aquella municipalidad, le daN pie “para dejar afuera del municipio a la gente con mala fe”.
El Jefe Comunal defendió su postura argumentando que tiene la necesidad de tener condiciones propicias que le permitan llevar adelante la gobernabilidad de uno de los municipios más carentes del país.
Durante la entrevista que mantuvo con LA GACETA, el ahora diputado provincial criticó la gestión de su adversaria política Marcela Carabajal y enfatizó que la dirigente del Partido de la Victoria le quiere dejar “un municipio incendiado”.
“Cuando asuma voy a denunciar todas las irregularidades. Esta gestión municipal no cuidó el costado social, no rindieron el uso de los $170.000 que la Provincia envía mensualmente para los casos de emergencia crítica. Cuando dejé la intendencia, el municipio quedó saneado; pero ahora está endeudado y yo no me voy a hacer cargo de la deuda”, resaltó el dirigente.