Luisa Barrientos se la rebusca como puede. Después de cumplir sus horas de trabajo en el hospital de General Güemes llega a su casa y cose, o hace masitas para vender, o se la rebusca con cualquier changa. Esa es la única forma que tiene de llegar a fin de mes con los $4.400 pesos que cobra del Estado y no le alcanzan. En su misma situación están otras 25 personas, que hoy se encadenaron en cercanías al hospital para pedir que se cumpla la promesa de la contratación del Estado.

Como monotributistas, no tienen aguinaldo, ni siquiera otros beneficios, como la asignación universal por hijo, pues es incompatible con el seguro del IPS, con el que sí cuentan. Algunos están así desde hace diez años. Y siguen esperando. Ninguna de las mujeres gana más de $ 5 mil pesos. Desde el gobierno les habían prometido la contratación como personal transitorio en diciembre, pero es junio y esa contratación no se concreta. Ahora, secretarios del Ministerio de Salud Pública les prometieron que quizá en octubre, o noviembre, eso se haga realidad.

“Yo personalmente no tengo hijos ni tengo pareja. Por la tarde hago trabajo particulares, costuras, o comida para vender. Pero hay chicas que tienen hijos, y no pueden trabajar en otras clínicas porque es un contrato de exclusividad con el hospital. Las enfermeras no pueden ni hacer guardias en otros lugares”, dijo Luisa Barrientos.

Además de la desesperación económica, unas extrañas contrataciones realizadas en junio despertó la molestia de las trabajadoras. Tomaron a cinco personas, de las cuales había una que nunca había trabajado como monotributista ni como nada.

En los carteles con los que protestan insisten en que son esclavas modernas de este gobierno, que las trata como se trataba a los esclavos hace 200 años.