LA GACETA Literaria

Reflexiones de Augésobre el tiempo vivido

El intelectual francés postula la inexistencia de la vejez
30 Oct 2016
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ENSAYO

EL TIEMPO SIN EDAD

MARC AUGÉ

(Adriana Hidalgo - Buenos Aires)

¿Qué edad tienes? La pregunta me confunde, porque quienes la hacen muestran falta de delicadeza y porque debo pensar antes de contestar: sé mi edad pero no le creo.

Quien así habla es el etnólogo francés Marc Armand Augé, que alcanzó notoriedad con la teoría de los “no lugares”. Si un lugar puede definirse como sitio de identidad, relacional e histórico, un sitio que no pueda definirse con esas tres propiedades es un no lugar, por ejemplo las autopistas, los aeropuertos, los aviones, trenes y autos, los supermercados y las redes de cables o sin cables.

La posmodernidad produce no lugares, espacios que no son los espacios antropológicos que habitaron Baudelaire y Proust. El hombre del no lugar es un hombre anónimo y es un hombre que está solo.

Al acercarse a los 80 años, Augé decide reflexionar sobre el tiempo vivido y tal es el asunto de este pequeño libro. Al llegar la edad, dice, conviene proclamar que es bienvenida y enumerar los regalos que nos trae: la sabiduría de la experiencia, la tranquilidad que sigue a los tormentos de la libido, la alegría de la lectura y de los pequeños placeres cotidianos; esto es, tratar a la edad como los antiguos hacían con las Erinias, que eran las diosas de la venganza pero las llamaban Euménides o sea las Benevolentes: dime cómo envejeces y te diré quién fuiste.

Y evoca a Cicerón cuando narra el episodio de un Sófocles muy anciano que todavía compuso dos tragedias, pero los hijos lo llevan a la justicia porque gastaba el patrimonio familiar y piden que lo inhabiliten por loco. Entonces Sófocles lee ante los jueces su Edipo en Colona, que acababa de escribir y tenía en sus manos; tras la lectura pregunta a los jueces si era la obra de un loco y los jueces lo absolvieron.

Augé hace desfilar sus mejores lecturas a través de los años; surgen así desde Michel Leiris y su Edad del hombre o Stefan Zweig y las Memorias de un europeo hasta Alejandro Dumas: cada diez o quince años, dice, releo Los tres mosqueteros y El vizconde de Bragelone, sin olvidar El conde de Montecristo, obras donde la materia es el tiempo y la edad es el tema. En ese desfile no podían faltar Flaubert y Simone de Beauvoir.

¿Y la vejez? Responde Augé: la vejez no existe, todo ser humano que muere, a la edad que sea, siempre muere joven.

© LA GACETA

Coriolano Fernández

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