“La violencia comúnmente es pensada casi siempre como una acción irracional como muestra de falta de civilización o carencia de...” comenta para arrancar su análisis sobre este tema, el doctor en Antropología social, José Garriga Zucal, docente de la Universidad de San Martín y con varios trabajos publicados sobre la temática.
En una charla exclusiva con LA GACETA propuso un análisis complejo del tema para no caer en prejuicios y “pensar a la violencia como una acción social, una acción que tiene sentido para los actores que cometen esas acciones y entonces entendiendo esos sentidos lo primero que tenemos que pensar es cuáles son las construcciones de legitimidad que se dan en esos sentidos”.
También habló de violencia en el fútbol, del machismo, y qué tiene que ver la pobreza y la estigmatización de un “otro” con esta temática propia de nuestra época.
¿Qué rol ocupa la violencia en cuanto a las relaciones sociales?
Hay una profunda estigmatización con los jóvenes, como también se estigmatiza la figura de los pobres vinculados a la violencia. Hay ciertos lugares comunes asociados a los violentos, que realmente cuando uno hace una investigación profunda se da cuenta que son formas de estigmatización que funcionan para señalar otro, cargarlo de una marca negativa y de esa forma lograr una forma de control pero también una forma de exclusión social, las dos cuestiones, que van siempre de la mano no: controlar y excluir.
Esto se da por parte de las diferentes formas en que funcionan las estrategias del poder, no son solamente son las clases hegemónicas, muchas veces es el Estado, muchas veces son los medios de comunicación. Las diferentes formas del poder lo que tienen son una profunda y muy fuerte capacidad para flexibilizar algunas violencias, señalar algunas violencias como negativas, olvidar otras violencias (que son casi siempre las que ellos ejercen) y la capacidad interesante para homogeneizar, generar la idea de que todos los violentos son pobres todos los inmigrantes son violentos. Esa generalización que, cuando uno trabaja en profundidad un tema se da cuenta que es producto de una imaginación que nada tiene que ver con la realidad.
Cuando hablamos de la inmigración como alguien que viene a ocupar un lugar que podría ocupar un argentino ¿cuánto hay de simplificación de la violencia en esta idea?
La simplificación funciona de la misma manera, que un problema tan complejo como el tema de la violencia o la migración se lo aborda sin ningún dato. Se habla de la migración como si fuera un problema y no se sabe cuánta gente ingresa, cuántos migrantes hay. Esa supuesta invasión no existe lo que si existe, y es un dato interesante para estudiar, es que hay una mayor visibilización del migrante porque antes tenían formas de socialización donde estaban más invisibles y ahora son más visibles, o porque han migrado a la ciudad cuando antes migraban a los espacios rurales. Se trabaja un tema sin ningún dato que refuerce ese trabajo entonces se habla de la nada y cuando uno habla de la nada puede decir cualquier cosa.
¿Cómo funciona el miedo en el engranaje social en cuanto a las relaciones sociales y los vínculos con el otro?
Hay una relación directa. Si tenemos que dar cuenta de que en los últimos años se han radicalizado las miradas del otro en una construcción de una alteridad cada vez más diferente de nosotros, entonces cuando el otro es otro tan radical puede estar hasta excluido de la idea de la humanidad, no son ni hombres, son salvajes, son bárbaros, no tienen las particularidades que lo ubican dentro de la cultura.
En Salta se estuvo hablando mucho, en lo que tiene que ver con la tracción a sangre, la polémica por la declaración de un carrero que dijo: ´parece que importa más la vida de un caballo por sobre la de un ser humano´ y muchos comentarios lo defenestraron en redes sociales, ¿cómo funciona la construcción de la alteridad en este caso?
Ahí lo que tenemos que pensar es cómo funciona la construcción de ese otro, al otro hay que alejarlo de toda la particularidad que puede compartir y cuando lo puedo alejar, pensar que es el ejemplo máximo de todo aquello que no comparte nada conmigo, cuando puedo lograr esa distancia radical es un otro al cual le cabe todo tipo de violencias, porque no tiene ningún rasgo compartido con nosotros.
Lo que empieza a legitimar algunas formas de violencia es la construcción del otro como una alteridad radical.
¿Cómo funciona la violencia en la protesta social?
Ahí está bueno pensar quien define eso como violencia. Desde el poder se está definiendo eso como violencia. Los participantes de esas actividades están luchando por un derecho, pero no entienden sus prácticas como violentas. Es el poder el que define la toma del espacio público como violento y estoy convencido de que seguramente ese mismo poder que define algunas prácticas de toma del espacio público como violento y otras no, eso tiene que ver con señalar algún tipo de acción social que quiere visibilizar como violento en función de controlarlo.
Por el contrario, el poder invisibiliza otras tomas del espacio público que no son consideradas como violentas porque no ponen en duda las legitimidades más conservadoras y más dominantes.
¿La violencia es necesaria para estar en el poder? ¿El que está en el poder tiene que detentar violencia?
Tiene que detentar violencia pero tiene la capacidad para no definir a sus prácticas como violentas, entonces porque tienen el poder manejan los criterios de definición de la violencia, entonces pueden utilizar el uso de la fuerza pública por ejemplo y la policía, y eso está dentro de la ley y no es definido como violento.
Cuando nosotros pensamos la violencia como un concepto sumamente complejo lo primero que mencionamos es que es necesario pensar quién define la violencia y quién define una práctica como violenta y ahí lo que vamos a dar cuenta es que la definición está directamente vinculada a estos distintos actores que tienen poder, que mencionábamos recién que pueden impugnar una práctica de otro.
Entonces lo que vemos también después es que la toma de un espacio público por ciertos manifestantes que están reclamando sus derechos, eso no es una violencia es una práctica legitima para el que lo hace.
¿Cómo funciona la violencia en el mundo del fútbol y qué responsabilidad tiene cada actor social en ese ámbito?
En el mundo del fútbol son muchos los actores que cometen actos violentos y siempre se reduce a un solo tipo de violencia. Cuando hablamos de violencia lo primero que nos imaginamos todos es barrabravas y nos olvidamos de todas las otras prácticas violentas, porque funciona efectivamente el poder para iluminar una práctica violenta y olvidarse por ejemplo lo de la policía.
Si nosotros hacemos un análisis detallado de la cantidad de muertes que existen en la historia del fútbol argentino, buena parte de esas muertes, más del 50% y si sumamos el caso de la puerta 12 casi un 70% son responsabilidad de las fuerzas policiales. Sin embargo cuando hablamos de violencia nunca pensamos en la policía, lo primero que se piensa es en barrabravas.
Si hablamos de violencia no se piensa en los jugadores, no se piensa en los plateístas y no se piensa en los medios de comunicación. Entonces lo que tenemos que pensar es el problema en términos mucho más complejos y dar cuenta de que es un problema en que todos los actores somos de diferentes formas responsables de unas prácticas violentas, y el somos es importante porque todos contribuimos a que la violencia en el fútbol sea legítima y todos contribuimos a que en el espacio del fútbol haya validez para ciertas prácticas que en otros espacios no son válidas.
Contribuimos a pensar que en el fútbol puede alguien morirse y que está bien que se muera un rival, y que festejemos si se muere un rival, entonces es necesario aquí para pensar en la violencia en el fútbol dar cuenta de los actores diferentes, con responsabilidades diferentes por supuesto, pero que todos contribuyen de diferentes maneras a construir en el espacio del futbol un espacio donde la violencia sea legítima.
¿Que podría hacer el Estado?
Todo
¿Es toda responsabilidad del Estado?
No. La responsabilidad del Estado es trabajar en el problema, obviamente que la responsabilidad mayor del Estado vinculado a esto que veníamos diciendo es la formación policial porque es sobre lo que tienen que trabajar. Si yo te digo que la responsabilidad es nuestra porque cantamos canciones agresivas vos me decís si es verdad. Nosotros de alguna forma legitimamos la violencia, pero si el Estado que tiene que tener un rol protagónico en la construcción de una planificación para que los espectadores que son parte del mundo del futbol y que no son parte de las barrabravas digan bueno empezamos a ser reflexivos a cerca de lo que cantamos. Por eso el estado es responsable, porque tiene que ser una política pública la que planifique una gestión determinada para trabajar con los diferentes actores del mundo del futbol si no es el Estado ¿quién lo va a hacer? Nadie
¿Y acá que responsabilidad tienen los dirigentes? Hay un ocultamiento de ciertas prácticas ¿cuánto contribuye esto a la violencia?
Contribuye muchísimo porque buena parte de la legitimidad de la violencia se teje en relaciones sociales que tienen los dirigentes con las barras y eso contribuye la legitimidad de que la barra es importante en el mundo del fútbol, sin reducir la violencia del fútbol en las barrabravas.
Lo que estamos viendo es que los diferentes actores, que en su discurso público no aceptan tener relaciones con las barrabravas pero bajo poncho la tienen, lo que están mostrando claramente es que en otros contextos de relaciones sociales legitiman la violencia. No solamente legitiman, sino en el caso de los dirigentes del fútbol la financian porque llenan a la violencia de recursos económicos, otorgan cierta cantidad de plata para que las barrabravas existan. Esa responsabilidad ¿cómo se controla? ¿cómo se corta?
Esa responsabilidad se corta con investigación policial buena, que busque esas relaciones sociales y por otro lado trabajando con los dirigentes del fútbol y los jugadores para que no se construyan más esas legitimidades. El que cometió un delito que lo pague pero después tenemos que trabajar en la prevención: el que hizo una macana en el fútbol que cumpla su condena, pero vos que nunca cometiste una macana en el mundo del fútbol, nunca tiraste una piedra nada, no te sientas tentado de hacerlo en algún momento, para eso hay que hacer políticas publicas para prevención de la violencia.
¿El derecho de admisión tuvo algún efecto o puede tenerlo para parar la violencia en el fútbol?
La verdad que creo que no. Si vos me preguntas yo soy muy pesimista respecto al derecho de admisión porque creo que no va a funcionar, creo que le van a poner el derecho de admisión a los que no son parte de los grupos que cometen actos violentos. Los que no han cometido actos violentos y los que cometen actos violentos y están vinculados a los dirigentes políticos y a los dirigentes de los clubes van a seguir pasando.
¿Cuál es el rol de los medios al fomentar la violencia y que se podría hacer para que esto cambie?
Los medios tienen un rol protagónico en la legitimidad de la violencia. En el caso del fútbol confunden folclore con violencia, fomentan ciertas prácticas vinculadas con el fútbol, que son violentas, y también fomentan ciertas ideas del espectáculo deportivo vinculados a cuestiones bélicas por ejemplo. Pensar un partido de fútbol como una guerra contribuye a pensar el espacio del fútbol como un espacio violento y los medios de comunicación son actores responsables en eso, son actores con los cuales una política pública verdaderamente seria debería trabajar para modificar estas cuestiones, para no generar fanatismo con las barrabravas para que transmitir cierta cantidad d valores tenga que ver con entender al futbol como un espectáculo pasional, pero con un espectáculo que no tenga nada pero nada que ver con la violencia
¿Cómo funciona la violencia en redes sociales?
Lo primero es pensar cómo funciona el anonimato para mostrar prácticas que tal vez fuera del anonimato uno se autorregula. Entonces hay algo en el anonimato que es central para decir, tal vez no es que no lo piensan sino que lo piensan todo el tiempo pero en un contexto donde se sabe quién es quién se regula. Pero el anonimato te permite mostrar una cara de la cual en el mundo de relaciones sociales no diría las cosas que dice. Entonces hay algo para pensar el anonimato que es sumamente interesante.
¿Existen muchas violencias? ¿Cuál es la que preocupa más?
Una de las cosas para pensar lo social contemporáneo es que hay muchas violencias, no hay una sola violencia. Entonces cuando hablamos de violencia siempre hablamos en plural, nunca hablamos en singular, obviamente que hay un orden jerárquico pero ese orden jerárquico ¿quién lo construye? Lo construye el poder y dice que hay violencia de un tipo y violencia de otro, las respuestas, las reacciones a todas las marchas del #NiUnaMenos, pero también a todas las políticas de género que tienen como urgencia mostrar esa violencia machista son respuestas en muchos casos de unas reacciones conservadoras del poder que, con el objetivo de señalar otras violencias, olvidan esa violencia.
En este caso la visibilización de esta forma de violencia es un gesto político que nos permite pensar cómo trabajamos este tema, qué podemos hacer para que haya menos violencia y menos muertes.