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"La ballena azul": expertos explican cómo actuar si el mensaje llegar al teléfono de tus hijos

Este juego ya es considerado un peligro para niños y adolescentes expuestos y vulnerables.
04 May 2017
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Llega un mensaje, te desafía a entrar a un juego, con una serie de pasos cada vez más difíciles de cumplir. Los primeros son medio bobos, como dibujar una ballena o pasarse una noche viendo películas de terror. Los últimos convocan a provocarse daños corporales.

Hasta aquí, son "sólo" palabras, pero el hecho es que este juego ya es considerado un peligro para la vida de niños y adolescentes expuestos y vulnerables, y dispara la pregunta de si se puede considerar un delito difundirlo. Como se trata de fenómenos nuevos, no tienen un tratamiento específico dentro de la legislación, explica José Farjat, de la subsecretaría de Participación Ciudadana.

"Son actividades que se empiezan a tipificar, hay que ver en qué figura tradicional pueden entrar", indica.

Según Genaro Soria, de la División de Delitos Telemáticos de la Dirección General de Investigaciones de la Policía de Tucumán, la convocatoria a jugar "la ballena azul" no es ilegal en sí misma, pero sí se convierte en un ilícito si la persona que lo recibió se lesiona, la cosa cambia: "Si la persona entra en el juego y se hace daño, ahí sí pasa a ser un delito", dice Soria.

Como no se conoce el origen del juego -muchas veces tampoco quiénes mandan los mensajes-actuar preventivamente es clave para bloquear los daños que pueden derivarse de esta situación.

"Es conveniente hacer la denuncia si se recibe uno de estos mensajes, sea un adulto o un menor de edad, y no contestar la convocatoria", consigna.

Como los receptores suelen ser menores de edad, los padres deberían mantener un diálogo sobre el uso que hacen sus hijos de las redes sociales, para alejarlos además de las posibilidades de ser víctima de otras formas de delito para los que se usa internet, como el grooming.

Farjat insiste en la necesidad de trabajar sobre las conductas de riesgo, que facilitan la manipulación de los chicos.

"Trabajamos en dos niveles. Uno de ellos es la prevención, que implica tener control de la privacidad de lo que se publica en las redes sociales, para no proporcionar información sensible, como quiénes integran el círculo íntomo. Otra es fortalecer la autoestima de los chicos, para que cuenten lo que les está pasando, sin culpabilizarlos. Necesitan contención y diálogo, porque ellos son las víctimas", cuenta Farjat.

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