Alejandro Párraga cuenta que su hija Alejandra tenía una relación reciente con Franco Rodrigo Gaspar Cinco quien está detenido e imputado por el femicidio de la joven y su hijo de dos años a quienes envenenó con cianuro.
Dice que en poco tiempo hubo situaciones que le llamaron la situación. “Él quería alejar a mi hija de la familia, rechazaba a su hijo, no lo quería”, cuenta conteniendo las lágrimas, sentado en el sillón del living de la casa, detrás de un portarretratos con varias fotos de “Ale” y Amir.
A Franco lo conoció en el festejo de cumpleaños de Alejandra, el domingo 21 de mayo. A partir de ahí, el hombre comenzó a frecuentarla y de a poco fue ganando espacio para entrar a la casa de la calle Gorriti al 800. El papá de la joven cuenta que el homicida llegaba a la casa y esperaba a su hija en la vereda. Allí conversaban, compartían unos momentos y Amir la esperaba dentro de la casa.
Pero los Párraga notaron que el niño rechazaba a Gaspar Cinco cuando él intentaba acercarse. “Cuando le regalaba juguetes a Amir siempre los rechazaba y eso lo ponía mal a él”, detalla Gabriela, hermana de Alejandra. Franco siguió frecuentando la casa y el lunes pasó lo peor.
Amir estaba afiebrado hacía un par de días y estaba medicado, dijo su abuelo. Franco intentó darle un jarabe al niño pero, una vez más, Amir lo rechazó. Entonces su mamá, Alejandra, probó el veneno. “Ella lo tomó y le dijo al nene, ¡mirá, es agua bendita, no pasa nada!”, cuentan en la familia y el niño accedió.
Lo que sigue después es el relato de la angustia y la desesperación; Alejandra y Amir habían tomado cianuro y se estaban muriendo en el living de la casa. “Él estaba tranquilo”, recuerda Alejandro sobre Franco y detalle qué le cuando las víctimas murieron envenenadas.