Con un operativo policial de gran envergadura, ayer Ricardo Rojas, conocido como “El Coya”, se presentó ante el juez de Garantías 2 de Orán, Claudio Parisi, en el marco del control de legalidad.
Rojas está acusado, provisoriamente, en la causa caratulada “tentativa de homicidio en perjuicio de Gerónimo, Adrían Ricardo”, y “homicidio en perjuicio de Martínez, Raúl Fernández”, ya que a partir de llamadas telefónicas se lo investiga como el presunto autor intelectual de dichos delitos.
Desde Orán se pudo conocer detalles del operativo de traslado del “Coya”, conocido también como “El Patrón”, quien llegó a la ciudad norteña en las primeras horas del martes en una combi custodiada por efectivos del GOPAR.
Antes de la declaración ante Parisi, Rojas fue alojado en la base operativa de Misión San Francisco, en Pichanal, a poco menos de media hora del juzgado.
Siete efectivos fuertemente armados custodiaron a Rojas durante su estadía en Orán y fuentes cercanas a la investigación aseguraron que no quisieron alojar a Rojas en la cárcel de esa ciudad para evitar cualquier agresión hacia el acusado.
Tampoco pudieron alojarlo en la comisaría de Pichanal, que por estos días carece de celdas con rejas y paradójicamente, el mismo día que estuvo Rojas en Orán, un preso se escapó de dicha unidad policial.
Al igual que el resto de los detenidos por el homicidio de Gerónimo, Rojas fue trasladado en horas de la madrugada desde la cárcel federal de Güemes, donde pasa sus días detenido por delitos de narcotráfico. El “Coya” está señalado como quien contrató a los sicarios tucumanos desde el mismo penal.
Cerca del mediodía Rojas llegó al juzgado de Parisi. Testigos aseguran que se lo vio con bajo peso y que caminaba con dificultad en una de sus piernas.
Según una fuente policial, en lo últimos días Rojas sufrió un ataque en el penal de Güemes por un intento de robo. Habría sido atacado con un arma punzante en una de sus pantorrillas.
Si bien no se conocieron versiones oficiales de la presentación de Rojas ante el juez, sí trascendió que el acusado llegó al juzgado gritando “esta es una justicia injusta, una justicia de mierda”, apuntando a que la causa de Gerónimo y Martínez fue armada en su contra.
Luego de la presentación ante el juez, Rojas regresó al penal de Güemes con la misma custodia policial que lo acompañó hasta Orán.