Las pruebas en su contra fueron corroboradas en los testimonios incorporados en la causa. “Hacete cargo”, le dijo un testigo clave días atrás.
Pidieron llevar a juicio a José Alberto “Ñato” Peralta por el femicidio de Marisa Gabriela Subelza, la joven estrangulada la madrugada del sábado 27 de mayo en Villa Floresta.
El fiscal a cargo de la causa consideró que el femicida actuó deliberadamente y que su accionar fue corroborado por los numerosos testimonios incorporados en la causa, entre ellos el de un joven que lo ubicó en la escena del crimen y al que Peralta le habría manifestado que se “había moqueado”, luego de asesinar a Subelza.
Cabe recordar que días atrás se había concretado un careo entre el acusado y un testigo clave el cual, no solamente sostuvo su declaración inculpándolo, al finalizar la audiencia le dijo a “Ñato”: “hacete cargo”.
Las pericias del CIF (Cuerpo de Investigaciones Fiscales) habían comprometido a Peralta ya que se detectó su ADN en el cordón de zapatillas usado para ultimar a la joven que esa noche había concurrido a una fiesta en Villa Floresta y fue atacada en un terreno baldío, usado como aguantadero.
Pidieron llevar a juicio a José Alberto “Ñato” Peralta por el femicidio de Marisa Gabriela Zubelza, la joven estrangulada la madrugada del sábado 27 de mayo en Villa Floresta.
El fiscal a cargo de la causa consideró que el femicida actuó deliberadamente y que su accionar fue corroborado por los numerosos testimonios incorporados en la causa, entre ellos el de un joven que lo ubicó en la escena del crimen y al que Peralta le habría manifestado que se “había moqueado”, luego de asesinar a Subelza.
Cabe recordar que días atrás se había concretado un careo entre el acusado y un testigo clave el cual, no solamente sostuvo su declaración inculpándolo, al finalizar la audiencia le dijo a “Ñato”: “hacete cargo”.
Las pericias del CIF (Cuerpo de Investigaciones Fiscales) habían comprometido a Peralta ya que se detectó su ADN en el cordón de zapatillas usado para ultimar a la joven que esa noche había concurrido a una fiesta en Villa Floresta y fue atacada en un terreno baldío, usado como aguantadero.