En el juicio que se sigue por un presunto caso de explotación sexual, el fiscal acercó las escuchas a una de las acusadas. Pedidos, exigencias y llamados que desmostrarían las conexiones.
El juicio que se sigue por un presunto caso de explotación sexual tuvo una agitada audiencia. No bastó con escuchar los duros y extensos relatos de las imputadas -quienes hablaron de drogas, duras infancias y las conexiones a Chile-, porque además se revelaron las escuchas telefónicas que Gendarmería realizó desde 2013 y que comprometen a Marcela Castro.
La audiencia comenzó con la reproducción de once audios que el fiscal Francisco Snopek seleccionó para demostrar las conexiones de Castro con la trata de persona, los viajes a Chile y los vínculos con el empresario prófugo, Anthony Mark Rodríguez Gómez y el frustrado cabaret que planeaban hacer funcionar en la zona sur de la capital salteña.
“Quería ver si tenés alguna chica para hoy o mañana”.
Las sospechas iniciaron hace cuatro años y desde entonces el teléfono de una de las imputadas estuvo “pinchado”. En ellos se escuchan conversaciones entre Castro y hombres quienes les pedían jóvenes para fiestas privadas. En otras situaciones se le pedía que las llevara a un hotel. La imputada lo haría, pero pedía que se le reconociera el gasto de combustible por el traslado de las presuntas víctimas.
“Quería ver si tenés alguna chica para hoy o mañana”, es un fragmento de la conversación que mantuvieron Castro y un hombre que se dio a conocer como Luis, el 24 de junio de 2014. En ella se escuchó además que el hombre pidió que la joven sea “blanquita, mansita y bien jovencita”. La cita se concretaría en un prestigioso hotel de cinco estrellas en Salta.
Otra escucha se dio entre Castro y “Carlos”, un hombre maduro que le pidió “una morocha” para recibir a funcionarios de Nación que llegarían en 2014 a Salta. Se escuchó que reir a la imputada que decía: “yo lo único que te pido es para los gastos, yo la busco y la llevo”. El hombre insistía: “servicio normal, pero bien atendido”.
Después de haber prestado declaración, Marcela Castro fue interrogada por el Fiscal y la mujer aseguró que recibía esos llamados porque de joven ejerció la prostitución por la complicada situación económica que atravesó su familia. Dijo que de esos años “le quedaron algunos contactos que la llamaban para cumplir fantasías”. También aseguró que le pagaban como acompañante, pero evitó hacer referencia a por qué hombres le solicitaban los servicio de jóvenes y no de ella. Se limitó a decir que a veces asistía a fiestas con chicas “porque las invitaban”.
El negocio que se cayó
En otro audio se escuchó al papá de Marcela Castro ofuscado porque la Policía allanó en 2014 su vivienda luego de caerse el negocio que la imputada y el empresario chileno prófugo habían iniciado y que consistía en habilitar un cabaret en un galpón, en la zona sur de Salta.
Sobre esto, la imputada aseguró que le había dado trabajo a su padre jubilado como sereno del galón ubicado en el barrio Welindo Toledo. La remodelación y acondicionamiento habían iniciado y esto era una oportunidad para darle una ayuda al hombre.
Una noche salvaje
En otra serie de escuchas se ventiló lo que dijeron Castro y un hombre sobre la agresión a F.A., la joven que denunció a la mujer de haberla captado y explotarla sexualmente en Chile. Hicieron mención al incidente en la casa de barrio Tres Cerritos cuando Castro acompañada de Aguirre y otras jóvenes ingresaron a la casa de la muchacha y terminaron a las trompadas.
Hablaron de consultas a abogados conociendo la gravedad de los incidentes y lo que luego sucedería: a los dos días allanaron la casa de Castro, en Parque Belgrano, el galpón donde se gestaba el cabaret y la casa del papá de Marcela y la detención de la mujer.
El juicio que se sigue por un presunto caso de explotación sexual tuvo una agitada audiencia. No bastó con escuchar los duros y extensos relatos de las imputadas -quienes hablaron de drogas, duras infancias y las conexiones a Chile-, porque además se revelaron las escuchas telefónicas que Gendarmería realizó desde 2013 y que comprometen a Marcela Castro.
La audiencia comenzó con la reproducción de once audios que el fiscal Francisco Snopek seleccionó para demostrar las conexiones de Castro con la trata de persona, los viajes a Chile y los vínculos con el empresario prófugo, Anthony Mark Rodríguez Gómez y el frustrado cabaret que planeaban hacer funcionar en la zona sur de la capital salteña.
“Quería ver si tenés alguna chica para hoy o mañana”.
Las sospechas iniciaron hace cuatro años y desde entonces el teléfono de una de las imputadas estuvo “pinchado”. En ellos se escuchan conversaciones entre Castro y hombres quienes les pedían jóvenes para fiestas privadas. En otras situaciones se le pedía que las llevara a un hotel. La imputada lo haría, pero pedía que se le reconociera el gasto de combustible por el traslado de las presuntas víctimas.
“Quería ver si tenés alguna chica para hoy o mañana”, es un fragmento de la conversación que mantuvieron Castro y un hombre que se dio a conocer como Luis, el 24 de junio de 2014. En ella se escuchó además que el hombre pidió que la joven sea “blanquita, mansita y bien jovencita”. La cita se concretaría en un prestigioso hotel de cinco estrellas en Salta.
Otra escucha se dio entre Castro y “Carlos”, un hombre maduro que le pidió “una morocha” para recibir a funcionarios de Nación que llegarían en 2014 a Salta. Se escuchó reír a la imputada que decía: “yo lo único que te pido es para los gastos, yo la busco y la llevo”. El hombre insistía: “servicio normal, pero bien atendido”.
Drogas, relatos de una dura infancia y las conexiones a Chile: Castro y Aguirre rompieron el silencio
Después de haber prestado declaración, Marcela Castro fue interrogada por el Fiscal y la mujer aseguró que recibía esos llamados porque de joven ejerció la prostitución por la complicada situación económica que atravesó su familia. Dijo que de esos años “le quedaron algunos contactos que la llamaban para cumplir fantasías”. También aseguró que le pagaban como acompañante, pero evitó hacer referencia a por qué hombres le solicitaban los servicios de jóvenes y no de ella. Se limitó a decir que a veces asistía a fiestas con chicas “porque las invitaban”.
El negocio que se cayó
En otro audio se escuchó al papá de Marcela Castro ofuscado porque la Policía allanó en 2014 su vivienda luego de caerse el negocio que la imputada y el empresario chileno prófugo habían iniciado y que consistía en habilitar un cabaret en un galpón, en la zona sur de Salta.
Sobre esto, la imputada aseguró que le había dado trabajo a su padre jubilado como sereno del galpón ubicado en el barrio Welindo Toledo. La remodelación y acondicionamiento habían iniciado y esto era una oportunidad para darle una ayuda al hombre.
Una noche salvaje
En otra serie de escuchas se ventiló lo que dijeron Castro y un hombre sobre la agresión a F.A., la joven que denunció a la mujer de haberla captado y explotarla sexualmente en Chile. Hicieron mención al incidente en la casa de barrio Tres Cerritos cuando en noviembre de 2014 cuando Castro acompañada de Jessica Aguirre y otras jóvenes ingresaron a la casa de la muchacha y terminaron a las trompadas.
Hablaron de consultas a abogados conociendo la gravedad de los incidentes y lo que luego sucedería: a los dos días allanaron la casa de Castro, en Parque Belgrano, el galpón donde se gestaba el cabaret y la casa del papá de Marcela y se concretó su detención junto a la de Aguirre y dos jóvenes más.