Rodrigo viajó a Buenos Aires, con solo 16 años, para probar suerte en Independiente de Avellaneda, pero terminó en las inferiores del club de Boedo.

Nació en Buenos Aires pero se considera salteño, ya que a los cinco años fue a vivir a Hipólito Yrigoyen.  Ahora jugará en el club “campeón de América” pero dio sus primeros pasos desde muy pequeño en el equipo "Niños unidos" del barrio San Roque en la localidad donde se crió. Sus condiciones deportivas le permitieron ascender rápidamente en la Liga del Bermejo.

En diálogo con LA GACETA, Rodrigo manifestó: "estoy super contento, feliz, más que nada por mi familia".  Luego hizo hincapié en que la familia siempre lo apoyó.  Además, recordó que su padre también era futbolista. "Mi papá, Atanasio Tapia, jugó en Central Norte, le decían ´el tano´".

Sobre jugar en San Lorenzo, expresó: "es un orgullo, es uno de los equipos más grandes de Argentina y la formación que tengo en el club es un placer".  Además, recordó: "en mi familia siempre me inculcaron ir para adelante".