La historia de uno de los barrios más habitados de la capital salteña habla de los continuos enfrentamientos entre grupos de jóvenes y la disputa por el espacio.
Con solo caminar se puede ver cómo las paredes de las viviendas están identificadas con el nombre de la banda que ocupa cada etapa. Las canchas de fútbol cercanas a las ferias americanas fueron uno de los espacios donde las rivalidades se dirimieron. El orgullo de pertenecer a uno u otro grupo quedaba representado también en las camisetas de los equipos. Los colores se defendían a muerte.
La relación se tensó hace un tiempo cuando un joven fue asesinado y las bandas se responsabilizaron entre sí, jurándose venganza. Cuentan los vecinos que la tensión podía respirarse en el ambiente.
El miércoles 3 de enero, Nahuel Salvatierra fue asesinado de un disparo a pocos metros de su casa. El sargento Emanuel Gastón Aguilera Alanis y el cabo Juan Carlos Cardozo están detenidos e imputados por el homicidio, además de haber sido separados de la fuerza mientras la investigación avanza.
Paradójicamente, el crimen sembró la paz entre “La Ranchada”, “Los Cirujas” y “Los Gedes”. La noticia los golpeó tan fuerte que en el barrio que puso fin a las rivalidades y los unió para pedir Justicia y que cesen los atropellos de la Policía.
Para cualquier extaño a “Soli” -como llaman los vecinos al barrio-, la esquina de la manzana 418 “B” podría pasar inadvertida. Es que, a decir verdad, a simple vista no dista demasiado de las demás. La vivienda no está pintada de un color llamativo; tampoco funciona allí un almacén o verdulería, pero era el lugar donde Nahuel pasaba sus días junto a sus amigos de la etapa dos.
Conmocionados, shockeados por el crimen que se investiga como un presunto caso de gatillo fácil, los integrantes de “La Ranchada”, “Los Cirujas” y “Los Gedes” decidieron recordarlo y construir allí una gruta que lo inmortalice.
La esquina es el lugar donde se recordará a Nahuel Salvatierra y, de ahora en más, representará el pacto de paz entre las bandas del barrio Solidaridad.
Los jóvenes consiguen por sus medios unos ladrillos regalados y con un poco de cemento, de una vivienda en ampliación, fueron edificando ladrillo por ladrillo una humilde gruta que luego lucirá fotos, rosarios y el nombre del joven asesinado presuntamente por la Policía.
Aún la gruta está en plena construcción, pero el domingo a la tarde recibió los primeros rezos de los vecinos que se concentraron allí para pedir que cesaran los ataques que denunciaron de la Policía. Ese día les dispararon con balas de goma y marcadoras, hasta los habrían insultado quizás para provocar una reacción. Madres, niños y jóvenes prendieron las primeras velas y rezaron para pedir paz y Justicia.