“Él era una buena persona, alegre, siempre haciendo reír a todos” recuerda el “Negro” José de 23 años, quien vive a la vuelta de donde vivía Nahuel Alexis Salvatierra, presuntamente asesinado por un policía la noche del 3 de enero pasado.
A partir de ese disparo que impactó en la cabeza del adolescente de 17 años el barrio ya no fue el mismo, sus amigos y su familia tampoco.
Sobre cómo transcurren los días posteriores al crimen de Nahuel, José comenta que “a veces pega feo la cosa, nos duele pero nos acordamos cómo era él: alegre”.
En medio de una intensa lluvia vecinos, amigos y hasta integrantes de otras barras del barrio se juntaron en una de las esquinas de la segunda etapa de barrio Solidaridad para marchar pidiendo justicia por el adolescente asesinado.
Uno de los integrantes de La Ranchada señala al “Negro” José y comenta medio en broma y medio en serio: “él es el arquitecto e ingeniero de esta obra”.
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Es que para recordar a su amigo, los jóvenes del barrio están construyendo una gruta en el lugar a donde Nahuel solía sentarse.
“Ayer empezamos a prepararla, le hicimos el pisito, levantamos la pared y terminamos la losa. La otra semana, si Dios quiere el sábado, le levantamos la otra pared, le hacemos la losa de arriba con doble agüita para que entre bien la fotito de él” cuenta José sobre los avances de la obra.
Este lugar fue uno de los objetivos a los que se apuntó durante un procedimiento realizado por la policía la noche del domingo.
En una acción calificada desde la fuerza como un “pequeño despeje”, las marcas de las balas de pintura quedaron en el lugar de la gruta y la pared de la casa dónde se está construyendo.
“Él siempre se sentaba ahí, y siempre que veníamos estaba ahí solito” recuerda el “Negro”.
Por su parte, Guillermo López, más conocido en el barrio como “Dengue” cuenta: “yo siempre venía para la esquina y pensar que ya no está es un dolor muy fuerte”.
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Es que Nahuel o Alexis, como se lo conocía en el barrio, era un joven muy querido por muchos de los vecinos.
“Era un changuito que tenía una conducta buena, era un changuito muy querido acá en el barrio y a eso las autoridades tienen que saber reconocer y valorar” afirma su padre, Mamerto Salvatierra.
“Dengue” comenta con una sonrisa: “lo conocí cuando él tenía cinco años y yo seis. Muchas cosas recuerdo, cuando yo llegaba a la esquina con mi novia y el me jodía, me decía Pomelo”.
Sobre lo sucedido la noche del domingo, Mamerto expresa: “los quieren hacer asustar, los atemorizan. La gente siente miedo, yo no siento miedo porque yo conozco, no le tengo miedo a nadie. Tienen una pistola y quieren hacer asustar y te disparan y piensan que lo van a sacar bien porque hay gente que los apaña”.
José comenta que para él lo sucedió esa noche fue una emboscada. “Parece que estaba todo preparado, han hecho una emboscada. Había dos carros de asalto, patrulleros con carrito como cinco. En total eran como 12 móviles” expresa el joven.
Además agrega que “todos se empezaron a esconder en las casas. Decían que se iban a llevar a cualquiera”.
Una de las casas en las que se tuvieron que meter los jóvenes que venían de jugar un partido de futbol fue la de Mamerto, la misma en donde vivían Nahuel. “Llegamos aquí y sentimos tiros, sale la madre de mis hijos y me entero. A dos changos los iba corriendo la policía y se han metido en mi casa, me han hecho tiros al portón, no saben respetar. Y eso no va a quedar así, han baleado a la gente” cuenta el padre del joven asesinado.
A pesar del trágico hecho, las barras del barrio se han unido y muchos de los que antes eran rivales ahora marchan juntos, se juntan y piden justicia. Saben que podría haber sido cualquiera de ellos la víctima de un hecho como este.
“Todo el barrio se ha unido, hay mucha gente que ni conocemos que ahora está aquí apoyándonos” sintetiza Guillermo.